Este mecanismo fue implementado por la Superintendencia Financiera de Colombia para que los emisores adopten de manera voluntaria, buenas prácticas de gobierno, las cuales, como lo ha expresado dicha entidad “redundan en beneficio de los propios accionistas de diferentes maneras. Por ejemplo, mediante una mayor generación de valor y una mejor gestión de los riesgos, y asimismo mediante la obtención de mejores condiciones de financiación, debido a una menor percepción del riesgo por parte de acreedores e inversionistas. En este sentido, el buen gobierno corporativo no debe entenderse como un fin en sí mismo, sino como un medio para el logro de estos propósitos.”